Sri Bhagavan Advaitananda Vyasa Goe

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Por naturaleza y comprensión, Sri Bhagavan Advaitananda Vyasa Goe siempre evitó cualquier tipo de protagonismo personal y, salvo en círculos más íntimos, se mostró muy discreto en cuanto a los detalles de su vida, insistiendo constantemente en que no importaba el dedo señalizador, sino Lo que este señalaba.

No obstante, convino finalmente en que se publicara una imagen y algunos trazos de su biografía, nunca con afán de concretar y ensalzar su figura, sino como constatación de que la proclamación que él ha hecho de la Presencia No Dual en VIDA, a la que denominó como Advaita Samnidhi, no ha sido fruto de una creencia o filosofía, sino de la experiencia real vivida de SER, y que dicha proclamación obedece al ineludible y natural impulso de señalar que VIDA, LO ABSOLUTO, se manifiesta en todo, por lo que ELLO puede ser realizado por el humano, quedando así patente su verdadero yo que es idéntico al YO ABSOLUTO.

Advaitananda V. G. nace en diciembre de 1931, en el barrio del Poble Sec de Barcelona. Siempre aludió a sus Abuelos maternos y Padres, junto con su gran Amigo, como a sus auténticos Maestros Espirituales a los que se refirió como los Pança Anuttaras. Rescatando la dedicatoria que hace en una de sus obras escritas, nos dice:

«Dedicado, con reverencia, a mis Cinco Inconmensurables, los Pança Anuttaras, y a todos los seres en Vida».

Y aclara:

«Los Pança Anuttaras, los Inconmensurables, mis Maestros Espirituales y que, además, fueron mis Familiares más directos. Mis dos Abuelos maternos, mis Padres y mi Hermano espiritual».

Advaitananda V. G. fue escolarizado primero en un colegio de escolapios y después con los hermanos de la Salle de Tortosa, donde a los 9 años se traslada con la familia y cursa el bachillerato. Es a esta temprana edad cuando se le hace palpable vivencialmente con total claridad la Naturaleza Inefable de VIDA y las explicaciones dogmáticas que le ofrecen sus mentores docentes no le facilitaban el encontrar un canal idóneo para manifestarlo abiertamente y con claridad. Es entonces, en la soledad de largos paseos por los cañaverales del Ebro, cuando un niño se pregunta e indaga en sí mismo, sin parar, hasta descubrir y perfilar qué aspecto debía clarificarse en cada uno para no tener más dudas y descansar en la paz constructiva y efectiva, esto es, la realización de la Naturaleza No Dual de VIDA.

No tuvo entonces posibilidad de contrastar su vivencia con otras fórmulas distintas a las de la cultura dominante en el entorno. En la biblioteca de la escuela tan solo encontró una versión casi infantil del Bhagavad Gita. Incluso, para poder hacerse una composición de la mitología griega, tuvo que recurrir a largas y exhaustivas consultas en diferentes diccionarios construyendo sus propios cuadros genealógicos donde enlazaba unos personajes con otros.

A los 16 años, finalizado el bachillerato, cuando la familia retorna a su casa en Barcelona, ingresa en la Universidad y se abre ante sí un mayor acceso a fuentes de información que le permiten ilustrarse sobre las distintas formas de Tradición –como él denominaba a las religiones–, las múltiples corrientes de pensamiento y las diversas vías de realización, iniciándose en la práctica del yoga y la meditación de forma prácticamente autodidacta, dada la inexistencia de centros en Barcelona en aquella época. Un proceso constante de indagación que mantuvo a lo largo de toda su vida, siempre dispuesto a contrastar nuevos planteamientos, admitiendo y poniendo en movimiento aquellos que sintonizaban con su experiencia directa.

A la edad de 20 años, y en un especial retiro que realizó en los Pirineos (tal como testifica la fotografía publicada), Advaitananda V. G. coagula todas sus conclusiones vitales hasta el momento y perfila ya con claridad cómo debería ser la Proclama que presentara a todo ser humano la posibilidad de hacer real en sí mismo la Naturaleza Inefable de VIDA, más allá de credos y cánones doctrinarios, entendiendo que siempre es posible encontrar nuevas veredas por donde discurrir, lo que, en definitiva, es el propio discurrir de VIDA.

Cabe destacar en este punto que Advaitananda V. G. desarrolló lo que ha proclamado, casi en total aislamiento, sin recibir previamente ningún tipo de indicación u orientación externas o ajenas al ámbito familiar, si no por experiencia directa de Ser VIDA conjuntamente con la atmósfera y experiencia de la propia convivencia con los Pança Anuttaras, siendo consciente por igual de que no existen palabras para describir Lo Inefable.

De regreso de los Pirineos, se relaciona y participa en todos los círculos espirituales que existían en Barcelona en aquel entonces, entre ellos, Amigos de la India, donde imparte conferencias e introduce la práctica del yoga, instruyendo a algunos de los futuros profesores de renombre en la ciudad.

Su afinidad íntima con Oriente no le impide, más bien al contrario, ingresar en la Orden Martinista, para poder conocer de primera mano toda la sabiduría esotérica de Occidente. Su peculiar planteamiento y su insistencia en ordenarse con el nombre sánscrito Advaitananda, al no existir precedentes de ello en la citada Orden, requirió de la entrevista con un máximo representante internacional de la misma quien, finalmente, dio su beneplácito a la iniciación y además con el propio nombre propuesto. Advaitananda V. G. alcanzó los máximos grados en la Orden y, a su vez, inició a distinguidos Martinistas.

Él siempre mostró un profundo respeto y reconocimiento para con todas y cada una de las distintas Presentaciones que han sido formuladas a lo largo de la historia del ser humano. Todas ellas señalan, en lo más profundo, la Unidad de Vida. Sin embargo no encontró en ninguno de los círculos y órdenes existentes la amplitud y apertura de corazón suficientes para que, cuando menos, pudieran atisbar la nueva Presentación que se estaba produciendo de la Visión Esclarecida.

Llegados a este momento y utilizando sus propias palabras:

«Fue en esta situación en que tuve el obsequio en VIDA del conocimiento y la presencia de Sirah-Ma».

Y fue la circunstancia de este encuentro entre ambos lo que propició que Advaitananda V. G. llevara a cabo lo que ya tenía decidido de antemano que fue la fundación, en 1978, de la Advaita Universal Assembly, el Advaita Institute y las Órdenes Internas, siendo Sirah-Ma, a partir de ese momento, su Hermana-Amiga Acompañante inseparable en la nueva andadura.

Desde entonces y hasta su Mahasamadhi, acaecido el 21 de septiembre de 2012, Sri Bhagavan Advaitananda Vyasa Goe siguió dedicándose a proclamar que la Naturaleza No Dual de VIDA conforma a todo ser y, por ello, todo ser tiene en sí la facultad de Realizar-Lo. Sin necesidad de creencias o de criterios doctrinarios; sin forzamientos ni proselitismos… Basta una dedicación sincera para descubrir y realizar que Lo Somos.

Ha dejado registro de centenares de sus coloquios, multitud de notas y reflexiones manuscritas, así como su tratado Sat Dharma (La Doctrina de la No Doctrina de SER), pendiente de editar.

Así mismo ha dejado un conjunto de aforismos, editados bajo el nombre de Destellos, con los que manifiesta multitud de vivencias de Unidad, como múltiples e infinitas facetas de la Luz, cada una de ellas completa en sí misma, donde el lenguaje se estira lo suficiente como para que lo que ha surgido de un corazón sincero pueda conectar, más allá de razones y emociones, con cualquier otro corazón abierto. En realidad, Un Solo Corazón.

OM TAT SAT – SHANTAM SHIVAM ADVAITAM